Elena del Rivero llevará a cabo La Quema, una acción a través de la cual reducirá a cenizas sus pinturas de los años 70 y 80. A Casa do Pozo, un espacio artístico impulsado por el curador Mateo Feijóo en San Pedro Fiz de Vilar, en Ourense, actúa como residencia para los y las artistas invitados e invitadas que también forman parte del proyecto.

La Quema surge de la experiencia adquirida por la artista durante los veinte años en los que completó el Archivo del Polvo, que consistió en transformar un acto externo y devastador —como lo fueron los atentados del 11S, durante los cuales su estudio neoyorkino fue prácticamente destruido— en obra nueva. “Pocas personas vieron en su día los cuadros que he seleccionado para quemar, y casi ninguno fue expuesto en público. Los ejecuté en tiempos difíciles, pero sin preocuparme por lo que estaba bien o mal y sin miedo al fracaso. Fue una época de inocencia y libertad para mí”, asegura Elena del Rivero.
La primera fase de este proyecto tuvo lugar a principios de año con el traslado de piezas y materiales desde el taller de Elena del Rivero en Madrid hasta la localidad gallega. La segunda se activó cuando las obras llegaron a su nuevo destino, donde se muestran con una perspectiva museográfica para la que la artista ha contado con el apoyo de los vecinos a la hora de escoger qué paredes acogen cada pieza.

Así, estos nuevos espacios domésticos como casas, establos, la iglesia o la escuela local se han convertido en museos efímeros y los vecinos en transmisores del significado de esa relación entre obra, localización, paisaje y tiempo. “Durante ocho meses las obras están sujetas a una intemperie impredecible y sin control climático que las va deteriorando. Los residentes actúan como docentes, compartiendo las obras con sus familias y visitantes por igual”, apunta Elena del Rivero. La tercera y última fase del proyecto tendrá lugar el próximo 5 de octubre y será la destrucción de las pinturas de los años 70 y 80 seleccionadas por la propia artista.
La Quema: más allá de las pinturas
Además de la quema de las pinturas, Elena del Rivero ha traído a Galicia algunas piezas de otras instalaciones como sus trapos de cocina banderas y su Mother – SOS. Durante sus visitas, la artista ha recogido objetos abandonados en el tiempo, utensilios que se usaban hace décadas pero que han sido olvidados en pajares, eras, cuadras y patios. Para conocer el uso de cada uno de ellos, la artista ha acudido a los vecinos, reviviendo una memoria colectiva y rural y con su colaboración ha dado una nueva vida a esos objetos con los que ha creado nuevas piezas efímeras.
Estas herramientas actualmente en desuso cobran un nuevo significado al convertirse en pequeñas instalaciones en huecos y ventanas a las que Elena del Rivero tan solo ha incorporado un elemento foráneo: las perlas falsas, un atributo propio de la producción de la artista.





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