Con más de un millón y medio de seguidores en Instagram, Begoña Pérez es toda una referencia en cuestiones de orden y limpieza. Acaba de sacar al mercado un libro con infinidad de soluciones para responder a las principales preguntas que su comunidad le formula a diario.

Los trucos de La Ordenatriz recoge más de ciento treinta manchas, ordenadas alfabéticamente.

¿Qué tal la trata Galicia?

Superbién. He veraneado muchos años en Galicia. Es que mi padre es gallego, de Castro Caldelas (Ourense). Allí estábamos diez días con los abuelos y después nos íbamos a Cruceiro de Roo.

Por eso La Ordenatriz conoce un truco para las manchas de marisco.

El marisco puro y duro es proteína, pero muchas veces va con salsita. Entonces no nos damos cuenta que eso es grasa y no aplicamos un buen jabón, que es lo primero que quita la grasa.

Volvamos al padre gallego. Su fallecimiento supuso, en cierta manera, el comienzo de esta exitosa aventura.

Me da la sensación de que tratamos de ocultar la muerte. Nos duele tanto que la negamos. Estamos tan avanzados médicamente y el valor de la vida es tan alto, que tratamos de evitar la muerte a toda costa. Pero, inexorablemente, la muerte está unida a la vida. Es así. Y cuando te la topas en un momento que crees tú que no toca… Entras en un proceso repleto de preguntas. ¿Qué ha hecho esto de mí? En mi caso, como le digo a mi madre: ¡mira papá la que ha liado!

¿Sus trucos son una moda?

A todos nos importa la limpieza. Pregúntaselo al que va a una boda o a una entrevista de trabajo. ¿Van sucios?

Estaba denostado porque era de marujas y no pasaba nada. ¡Pero, de repente, en el día a día las manchas nos atacan a todos! Y se pone de moda porque los que nos dedicamos a esto tratamos de hacerlo ameno, aunque soy plenamente consciente de que tiene poco de divertido.

¿No encontramos todas las respuestas en internet?

¿Cómo se hace eficazmente? La gente busca una fuente fidedigna. No importa que un vídeo se haga viral, pero sí que lo que muestro sea demostrable.

En el proceso de manchas, muchas veces nos entran las prisas. No es lo mismo que esa mancha tenga un día, un mes o un año. La superficie es otro aspecto fundamental. En internet hay factores que no da tiempo a explicar. No es lo mismo un mantel que un babero y podríamos estar hablando de la misma mancha de fruta.

Mi truco preferido del libro es loquísimo: limpiar un mantón de Manila con gasolina.

Con gasolina, de toda la vida, fíjate. No es mío. Viene de nuestras madres, abuelas, bisabuelas… A la gente le da miedo, pero es más peligroso hacer jabón casero con sosa cáustica.

Cada vez que nos enfrentemos a un reto como este, que supone un trabajo muy meticuloso, debemos valorar si nos compensa. Si ese mantón era de mi tatarabuela y, además, lo bordó ella, resulta impagable y merece la pena el esfuerzo.

Y ahora va usted y me dice que llevamos toda la vida usando mal la lejía.

Es que yo no definiría la lejía como un producto de limpieza. La lejía más que limpiar, desinfecta. Es baratísima y, como desinfecta, nos da mucha seguridad. Pero solo desinfecta si el lugar está limpio. ¿Qué significa? Que si yo voy a limpiar una cocina con lejía y hay grasa, ni desinfecta ni limpia. ¿Qué limpia? El jabón.

Primero debemos higienizar bien, que no significa desinfectar. ¿Para qué queremos tanta desinfección? No nos hace falta. Solo es necesaria en un quirófano del hospital.

Además, la lejía actúa a partir de los diez minutos de aplicación. Y tras esto vuelve a infectarse todo. Nada puede estar desinfectado permanentemente.

¿Ha venido a poner cordura en nuestros hogares?

A ser sensata. En la limpieza no se trata de cuanto más mejor. No hay nada inocuo y tenemos, de verdad, que limpiar con lo justo.

Los trucos de La Ordenatriz ha sido publicado por Planeta.

Deja un comentario

Más noticias….